sábado, 22 de agosto de 2009

Jackie Brown, o de las traiciones



Martín me hacía notar los otros días sobre su “reconciliación” con la costumbre de citar películas por su título en castellano frente a la más cool de hacerlo por su título en lengua original (esta última apreciación, quiero aclarar, es mía). Eso me llevó a volver a pensar sobre qué cosa extraña son las adaptaciones de títulos perpetradas para el cine. Y, también, algo que ver con eso tiene mi elección para programar esta sección de Cine de Súper Acción con una película que puede ser interpretada como el primer anacronismo respecto de la vieja programación de Canal 11. Estoy seguro de que, de haber persistido el ciclo en el tiempo y en su espíritu, bien podría haber albergado entre su ecléctico metraje a este maravillosa revalorización de una clase de cine injustamente subvalorado o reducido impropiamente al ejercicio del culto.

La interminable cinta transportadora que conduce a la azafata hacia la gran sala de espera en el interior del aeropuerto de Los Angeles es el campo sobre el que corre la secuencia de créditos iniciales de Triple traición (Jackie Brown, 1997). Suena música funk. Al final de la pista la espera un avión de Cape Air, una penosa compañía aérea que comunica la ciudad californiana con la de cabo San Lucas, en México. Jackie es esa azafata. Ella también transporta dinero sucio, producto del tráfico de armas. Su jefe es un marginal que pretende ser especialista en las últimas tendencias del mercado negro. Lamentablemente Jackie es descubierta en plena operación por agentes del departamento de alcohol, tabaco y armas de fuego. Y su libertad condicional se ve seriamente comprometida al punto que debe jugarse el todo por el todo. Hasta allí las dos primeras traiciones. Pero ¿cuál es la tercera de las traiciones a las que refiere el título?

No es, por cierto, el casting. En esta historia hay personajes secundarios, pero nunca actores de segunda. Cada uno de los caracteres está logrado de manera impecable. Pam Grier -como Jackie Brown- es tan adorable, dura, tierna y seductora que le hace a uno preguntarse dónde estuvo todos esos años en que se la vio tan poco en el cine. Robert Forster fue otro rescatado del limbo de las producciones B y su rostro petrificado por el congelamiento de la inactividad le regalan un porte excepcional a su Max Cherry, competente fianzista del bajo mundo. Samuel L. Jackson luce también brillante en la piel del traficante Ordell Robie. Y para completar, los roles secundarios se “primarizan” con Michael Keaton, Bridget Fonda y Robert De Niro quienes interpretan a un agente del gobierno y a dos perdidos cómplices del viejo Ordell respectivamente.

Despejada la primera duda, pasamos a la siguiente ¿estará la traición pergeñada por el guión o la dirección? Por lo que parece tampoco. Rum Punch, la novela del gran Elmore Leonard sobre la que QT basa su guión, es una novela lograda en su género y la adaptación le hace honor. En lo que toca a la dirección, el buen Quentin lograba su película más equilibrada y “madura” a esa fecha sin recurrir a los fabulosos excesos que caracterizaron a Tiempos violentos (Pulp Fiction, 1994) y a Perros de la calle (Reservoir Dogs, 1992) y que corriera a nuevas cotas en el díptico Kill Bill (2003, 2004).

Otros aspectos, la dirección de fotografía o la climatizante banda de sonido, -marca tarantinesca por excelencia- no hacen más que merecer los más gratificantes elogios y quedar libres de todo inculpamiento.

La única conclusión posible es que la tercera de las traiciones fue llevada a cabo por algún productor o distribuidor que suma así un nuevo título falaz a la larga lista a la que ya estamos tristemente acostumbrados. Cosas que pasan con el cine.


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FICHA TÉCNICA
Triple traición – Jackie Brown (Jackie Brown)
EEUU, 1997

Director y guionista:
Quentin Tarantino, sobre una novela de Elmore Leonard.

Elenco:
Pam Grier (Jackie Brown)
Samuel L. Jackson (Ordell Robbie)
Robert Forster (Max Cherry)
Bridget Fonda (Melanie Ralston)
Michael Keaton (Ray Nicolette)
Robert De Niro (Louis Gara)
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miércoles, 19 de agosto de 2009

La Marca de la Pantera, de Jacques Tourneur



Hoy nos toca hablar de una película de terror de bajo presupuesto que tiene poco que ver con las “épicas” producciones de Edward D. Wood Jr. o las vertiginosas películas filmadas en tres de días de Roger Corman. La Marca de la Pantera está muy lejos de todas ellas. Tenemos acá una película que, en su momento dividió las aguas de la crítica, solo para ser rescatada años después y reivindicada. Martin Scorcese incluso ha llegado a considerarla tan importante como Citizen Kane.

En una época donde el cine de terror es sinónimo de colmillos, malformaciones y científicos que se creen Dios, Jacques Tourneur y Val Lewton nos traen otro tipo de amenaza. Irena (Simone Simon) es una mujer que está forzada a la castidad y a una moral impuesta por miedo a ser víctima de una maldición. Es asi que no puede consumar su matrimonio ya que si cede al deseo sexual podría convertirse en una pantera y asesinar a su esposo (Kent Smith).

Desde ya que la premisa puede parecer para aterrorizante para lo que maneja el género de terror hoy en día. Sin embargo, la tensión con la que se trabajan las escenas no tiene nada que envidiarle a una película de suspenso del mejor Hitchcock. En todo momento da la sensación que está por pasar algo y de esa manera la película se mueve constantemente hasta completar sus escasos 73 minutos. La escena de la persecución en la noche y la de la pileta son los mejores ejemplos de cómo mantener a alguien expectante sin un psicópata con un cuchillo. También hay una gran interpretación de Simone Simon que, de principio a fin de la película, le da una fragilidad y sumisión al personaje de Irena que se irá destilando mas y mas a medida que la película pase.

Si bien esta es una película hecha para la mítica RKO Radio Pictures, varios de los involucrados no eran norteamericanos (Tourneur y Simon son franceses; Val Lewton, ucraniano y Nicholas Musuraca, el director de fotografía, italiano). Esto se puede ver tanto en la fotografía como en la trama misma. No solo en la utilización de una supuesta leyenda serbia, también en los comportamientos de algunos de los personajes principales, que rozan con el opuesto de los típicos personajes morales de cualquier producción norteamericana. El juego constante de víctimas y victimarios se hace evidente en la segunda mitad de esta película.

Luego de esta primera producción para RKO, Val Lewton y Jacques Tourneur volverían a trabajar juntos Yo Caminé con un Zombi (I Walked with a Zombie. 1943) y El Hombre Leopardo (The Leopard Man. 1963). No asi en la secuela de esta película, La Maldición de la Pantera (The Curse of the Cat People. 1944), que sería dirigida por Gunther von Fritsch y Robert Wise. Tourneur dirigiría más adelante el western argento El Camino del Gaucho (Way of the Gaucho. 1952), mientras que Lewton produciría otros clásicos del Cine de Super Acción como La Isla de los Muertos (Isle of the Dead. Mark Robson, 1945) o Manicomio (Bedlam. Mark Robson, 1946) .

De la remake de 1982 solo podemos sacar tres conclusiones: No siempre es conveniente revisar películas clásicas, que Giorgio Moroder haya dejado de hacer bandas de sonido ha sido un acierto de parte de él y que a Natassja Kinski se le perdona cualquier cosa.


FICHA TÉCNICA:
La Marca de la Pantera (Cat People)
EE.UU., 1942

Director: Jacques Tourneur
Producción: Val Lewton

Elenco:
Simone Simon (Irena Dubrovna Reed)
Kent Smith (Oliver Reed)
Jane Randolph (Alice Moore)
Tom Conway (Dr. Louis Judd)

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miércoles, 12 de agosto de 2009

El Rata, de Sam Fuller


Presentamos en la función de hoy un clásico de clásicos, la quintaesencia del cine de súper acción. Se trata de un film del año 1953 titulado originalmente “Pickup on South Street”, aunque, en una de esas bromas a las que nos tienen acostumbrados quienes traducen los títulos de las películas, acá la llamaron “El Rata”. Es uno de los más grandes films de espionaje jamás hechos y representa de una manera espléndida (aunque también ambigua) la paranoia que aquejaba a los yanquis en plena guerra fría.
La acción comienza en un subte. Candy, una mujerzuela interpretada por Jean Peters, viaja entre la multitud con una pequeña cartera. Richard Widmark, el gran villano del cine americano, interpreta a Skip McCoy, un ladrón de medio pelo que efectúa en pleno viaje subterráneo un ejemplar pickpocket, quedándose con la cartera de la Peters. Lo que Widmark descubre luego (¡oh, no!) es que dentro de la cartera hay un microfilm con información secreta de un grupo comunista.
A partir de este momento es cuando se desarrolla el verdadero conflicto de la película. Por un lado, Candy debe recuperar a toda costa el microfilm y devolverlo a los comunistas. Por otro, la policía norteamericana debe desbaratar a esta red de bolcheviques insurrectos. En el medio queda el pobre Widmark.
Dos pequeños detalles van a hacer las cosas peores. Por un lado, el malvado R.W. debe colaborar con la policía debido a su abultado prontuario. Por el otro, desea ayudar a la pobre Candy, de quien casualmente se ha enamorado.
Esta es, en resumen, la prometedora línea argumental del film. Si bien es cierto que esta es una producción 100% americana, es dificil determinar cuál es la postura que adopta el film. Ciertamente, no simpatiza con los comunistas, pero tampoco parece hacerlo demasiado con la patria americana. Su posición parece cercana a la del personaje de Widmark, que se mantiene, como un solitario, al margen de una u otra ideología.
Uno de los grandes baluartes del film es Thelma Ritter, quien ganó un Oscar a la mejor actriz de reparto por su interpretación de Moe Williams, una informante de la policía bastante peculiar.
Por último, pero no por eso menos importante, queremos destacar al director de este film, uno de los más grandes y, tristemente, menos recordados de la historia del cine americano. Por supuesto, hablamos de Sam Fuller, quien ha escrito y dirigido decenas de films americanos, sin perder jamás su independencia ante los grandes estudios para los cuales trabajaba. Si bien no ha sido tan reconocido como a nosotros gustaría, Fuller ha cosechado varios grandes admiradores, entre los que se cuentan nada menos que Scorsese, Tarantino, Godard y Wenders.


FICHA TÉCNICA:
El Rata (Pickup on South Street)
EE.UU., 1953

Director: Samuel Fuller
Guión: Samuel Fuller/Dwight Taylor

Elenco:
Richard Widmark (Skip McCoy)
Jean Peters (Candy)

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sábado, 8 de agosto de 2009

Cuando el Destino nos Alcance. Color Esperanza


Nochebuena del ’98. Durante una conversación, mi tío me hace conocer dos cosas: 1) Durante su infancia, el viejo Canal 11 tenía una maratón de películas llamada “Sábados de Súper Acción” 2) En la segunda temporada de Millennium, la contraseña de la computadora de Frank Black refería a una de las frases finales de una película llamada Cuando el Destino nos Alcance. Son eventos como estos los que le marcan la infancia a uno. Años después logro poder verla para que, años después, termine escribiendo esta crónica.
Tras El Planeta de los Simios (The Planet of the Apes. Franklin J. Schaffner, 1968) y El Último Hombre Vivo (The Omega Man. Boris Sagal, 1971), Soylent Green es la última vez que Charlton Heston protagoniza una historia con un futuro imperfecto. Esta vez, lejos de ser acosado por hombres mono o por mutantes en busca de una sociedad perfecta, es un policía investigando el asesinato de uno de los cabecillas de una multinacional que controla más de la mitad de la alimentación del planeta. El año 2022 que nos presentan puede darnos más miedo ahora que hace treinta años: Un mundo superpoblado, donde todos los recursos naturales están en vías de desaparecer y la principal alimentación de la gente de bajos recursos consiste en unos bocados a base de soja.

Lo que tenemos acá, bajo la excusa de un policial futurista, es una película con una advertencia ecológica más que evidente que se las arregla para no caer en un mensaje simplista. La idea de una Nueva York híperpoblada, con una exagerada diferenciación entre ricos y pobres parece sacada de un estudio de los efectos a largo plazo del capitalismo y la revelación final no es más que la frutilla del postre. A esto sumémosle gente desesperada por conseguir Soylent Green, el adictivo alimento de moda y un dejo de misoginia en la sociedad que dota a algunas mujeres con el carácter de “mueble de departamento”. Esta película tiene todo.

Aparte de Heston, tenemos la última actuación de Edward G. Robinson y a Joseph Cotten en sus últimos (y no mejores) años de carrera. Richard Fleischer tiene en su haber películas menores como Doctor Doolittle (la versión original, con Rex Harrison y Richad Attenborough), Tora! Tora! Tora! (una representación del ataque a Pearl Harbor), y la olvidable Che!, probablemente la peor adaptación de los años cubanos de Guevara con Omar Sharif en el rol protagónico y Jack Palance como Fidel Castro.

Según IMDB.com, se encuentra en desarrollo una remake y debería estrenarse para el 2012. Demás está decir que no espero absolutamente nada de ella.


FICHA TÉCNICA:
Cuando el Destino nos Alcance (Soylent Green)
E.E.U.U., 1973
Director: Richard Fleischer

Elenco:
Charlton Heston (Thorn)
Leigh Taylor-Young (Shirl)
Edward G. Robinson (Sol Roth)
Joseph Cotten (Simonson)
Chuck Connors (Tab)

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